LEYENDAS
Los estrechos
Hace frío, a la noche nevará. Las calles del pueblo están solitarias. En el campo, la escarcha pine su ramaje nuevo en las copas desnudas de los árboles. Las charcas se han hecho cristal. ¡Qué bueno es sentarse reunidos al amor de la lumbre mozos y mozas y jugar a los estrechos! Hacer juego sobre el matrimoniar. Afuera, sopla el viento; antes de ir al rosario se han de confeccionar las listas de los nuevos matrimonios.
Las mozas tienen la cara de arrebol bajo la piel morena los garzones hierven el hecho de jolgorio. ¿A quién tocará con quien por aquello de <<En el cielo está escrito, Fulana con Fulanito>>. Cada uno tendrá su pareja.
Ya se ha hecho el sorteo. En unas bolsona grande roja, los nombres de las chicas; en otra azul, los de los chicos.
Cada unacon cada uno. Van surgiendo nombres y algazara y gritos y pudores de mozas y embelecos de varones. La lista se hace para ponerla en la iglesia, a la puerta. Algún buen viejo sonríe desde el rincón de la cocina recordando tiempo añejo cuando sus fuertes veinte abriles también tejían los mismos hilos de ensueños y mocerío.
A algún muchacho, falto de pareja, le han casado con la campana o con la gata que dormita en el hogar…
Al siguiente día, cada muchacho visitará la casa de la novia que le cupo en suerte y será obsequiado con los dulces y el vino servido por ella misma.
Clavijo, Huércanos y Calahorra se adornaban con esta costumbre. En elgunos de ellos -Clavijo- se sostiene a través del tiempo.
(Recogido del libro «Leyendas y Tradiciones de La Rioja», de Luisa Iravedra y Esperanza Rubio. Instituto de Estudios Riojanos. 1949)