La Batalla de Clavijo Ayuntamiento de Clavijo 14 de octubre de 2022
HISTORIA

La Batalla de Clavijo

A la muerte de Silo le sucedió Mauregato (783-789), hijo natural de Alfonso I y de una esclava. Se dice que de éste reinado data la leyenda apoyada en diversas tradiciones -según recoge Alfredo Gil del Río en su obra «Historia y Antiguas Leyendas de La Rioja» (1977), del tributo de las cien doncellas concedido por el Rey a los emires Omeyas, a cambio de conservar la neutralidad.

Ramiro I (842-850), hijo de Bermudo el Diácomo, mantuvo diversas luchas contra Nepociano, que se había proclamado Rey de Oviedo. Su importancia en este estudio -añade Gil del Río- radica en su intervención en la Batalla de Clavijo. Según cuenta la tradición en el año 844, por haberse negado a Abderramán II el vejatorio tributo de las cien doncellas, le fue declarada la guerra a los musulmanes, lo que dio lugar a la célebre Batalla de Clavijo.

El Rey Ramiro I reunió al Consejo de Estado, se negó a pagar el tributo al emir cordobés. La respuesta árabe no se hizo esperar y las tropas sarracenas se entregaron al saqueo y la rapiña. Cuando las tropas cristianas, en minoría, llegaron a Albelda, se enfrentaron al ejército musulmán y conocieron la derrota. Los cristianos se hicieron fuertes en el Monte Laturce también llamado collado de Clavijo. Los historiadores no se ponen de acuerdo. Sin embargo, se puede afirmar contrastando las diversas crónicas, que la famosa batalla de Albelda tuvo como escenario las inmediaciones de Clavijo en el año 860, pero no en el 844, que es la fecha que la tradición fija en la leyenda de fe -según afirma Alfredo Gil del Río-.

Armas de la Batalla de Clavijo, propiedad particular del calahorrano Emilio Palacios. Estas puntas de flecha, hierro de lanza y espuela con ganchos y hebillas fueron encontrados en el campo de «La Matanza».

En la obra «Historia crítica de Vizcaya y de sus Fueros», se recoge que «… de nuestros cronicones, el Salmanticiense dedica párrafos a la expedición de Ordoño I contra los vascones, repetidas veces hizo guerra a los caldeos y triunfó de ellos. Como moviera su ejército contra los vascones rebelados y redujera a su país a la dominación, de vuelta ya, llego un mensaje diciendo: He aquí que del otro lado el árabe enemigo… contra el cual Ordoño movió su ejército y contra una ciudad denominada «Albeida». Y allí se dio la Batalla de Albelda o Clavijo».

El catedrático de Historia Medieval de la UNED en Madrid, José Luis Martín Rodríguez, al referirse a «La Leyenda del Matamoros», señala que «… aunque Santiago no peleara a favor de los cristianos hasta época tardía, el hecho de que se sitúe su intervención en la batalla de Clavijo tiene, sin duda, alguna explicación:

en Albelda, lugar muy próximo a Clavijo, combatieron Ordoño I de Asturias y Musa ibn Musa, caudillo de los musulmanes del Ebro, en el año 859. El lugar, era un punto estratégico que dominaba la vía de comunicación entre las actuales Soria y Logroño y que, cruzando el Ebro, llegaba hasta Pamplona. Tal vez, por su interés estratégico, aluden a la batalla con detalle las crónicas escritas poco después en la corte de Alfonso III, hijo de Ordoño, y el relato pudo llamar la atención de quienes -en la primera mitad del siglo XII- precisaban una batalla lo suficientemente importante y antigua para justificar los votos que los fieles pagarían en adelante al Apóstol Santiago»

>> Conferencia: El Solar de Tejada, una incidencia en Clavijo (descargar pdf)

>> Conferencia: El Tributo de las Cien Doncellas y la Batalla de Clavijo (1897) (descargar pdf)

MIEGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA: «Yo así lo creo respondió Sancho-, y quería que vuesa merced me dijese que es la causa porque dicen los españoles cuando quieren dar alguna batalla, invocando aquel Santiago Matamoros: ¡Santiago y cierra España! ¿Está pore ventura España abierta, y de modo que es menester cerrarla, o que ceremonia es esta? – Simplicisimo eres, Sancho -respondió Don Quijote-; y mira que este gran caballero de la cruz bermeja háselo dado Dios a España por patrón y amparo suyo…»

DANIEL EISENBERG: «Según las fuentes disponibles en el siglo XVI, como la Historia de Esteban de Garibay, Bernardo del Carpio no era sólo un héroe. Era quien comenzó la Reconquista, la restauración del país suyo y de Cervantes a su verdadera religión y verdadewra gloria. Probablemente esto fuera en la batalla de CLAVIJO, con la aparición de Santiago, cuya funciónm sería igual a un mago de los libros de caballerías. El punto de partida para Don Quijote son las deficiencias de los libros de caballerías. Cualesquiera otros temas que estén presentes en la obra -sería una otra conferencia tratar de ellos- su tema, constatado repetidas veces, al principio y al final, son los defectos de los libros de caballerías existentes. Libros que no deberían de leerse, libros mal escritos y sobre todo, mentirosos».

BÉNITO PEREZ GALDOS: «Y continuando en la contemplación de las estrellas como si con ellas no hablara, y ellas le respondieran dando vigor a sus argumentos, prosiguió en su ardiente soliloquio: <<En tiempos relativamente modernos, tenemos la ápica guerra secular contra los moros desde Pelayo a Isabel la Católica, y vemos la intervención divina en las batallas. Creo en la presencia militar del apóstol Santiago en CLAVIJO y en los estragos materiales causados por su acero; creo en los prodigios de la Cruz en las Navas de Tolosa; y viniéndome más acá, casi a un ayer cercano, veo en Lepanto la intercesión milagrosa de la Virgen del Rosario. No hay duda que el cielo autoriza las guerras, que toma partido por los que salen a la defensa de la ley cristiana. Y ahora, ya veo muy claro que puede existir y ha existido lo que yo buscaba, la amalgama o fusión del hombre que acaudilla soldados y les lleva a la victoria, con el -123- hombre que sirve a Dios en la paz soberana de la religión. Esta síntesis la veo clara en San Fernando: ¿quién me lo negará? San Fernando fue Santo y Capitán General de los ejércitos de Castilla. San Fernando expugnó fortalezas, tomó ciudades y villas, gabnó batallas campales, para lo cual hubo de matar grandes manadas de moros. Y al propio tiempo mereció por su virtud los honores de la canonización. Era místico y guerrero: sin duda rezaba en el momento de machacar cabezas de infieles>>

ALONSO ZAMORA VICENTE: «Las famosas asturianas tienen como materia el tributo de las cien doncellas (asunto que Lope tocó una vez más en Las Doncellas de Simancas). El asunto es muy sencillo y escueto: al ir a entregar las cien doncellas (cincuenta nobles, cincuenta labradoras), una de ellas se desnudó totalmente, y tan sólo al llegar a tierra de los moros se vistió de nuevo. Con esto daba a entender que no quedaban ya hombres en su territorio, puesto que nadie sabía defenderlas. Avergonzados los guardianes, regresan con ellas, se declara la guerra y se logra la victoria de CLAVIJO. Según el parecer de Menéndez Pelayo, Lope se inspiró para su comedia en un poema olvidado, sobre el mismo tema, de Pedro de la Vezilla Castellanos (1586). La comedia, que contiene grandes aciertos dramáticos, está escrita en un habla artificiosa, en fabla, con la que Lope quiere imitar el viejo castellano de los siglos medios. Naturalmente, se trata de un habla que, examinada con rigor de filólogo, posee algunos rasgos de los dialectos occidentales, pero en general se trata de un cliché repetido. (Con igual fabla está escrita también otra comedia admirable: Los jueces de Castilla)».

FEDERICO GARCÍA LORCA:
«…Dice un hombre que ha visto a Santiago
en tropel con doscientos guerreros;
iban todos cubiertos de luces
con guirnaldas de verdes luceros,
y el caballo que monta Santiago
era un astro de brillos intensos…»

JUAN GUERRERO ZAMORA: «…El segundo vector me hizo topar con el patrono de todos aquellos mártires de los plomos, es decir Santiago, cuya tradición compostelana estaba siendo puesta en entredicho por García de Loaisa, aspirante a la mitra de Toledo y, lo que es peor, a instigación de éste, por el cardenal romano Baronio. Si éste llegaba a rechazar la tradición en sus inminentes anales, ¿en qué pararían CLAVIJO y Las Navas, cuyas batallas el santo peregrino dirigiera? ¿No se zafarían los nobles del voto debido a Santiago desde que lo prometió el rey Ramiro I?, y cuál sería la mengua del cabildo compostelano? A este cabildo de Santiago y a la Orden de su mismo nombre convenía sobremanera que los plomos se acreditaran auténticos y, es más, que aparecieran otros machacando sobre la predicación y sepultura del patrón de las Españas…»

ADOLF FRIEDRICH VON SCHACK (traducido del alemán por Juan Valera): «Así como a los árabes se les aparecían los ángeles del séptimo cielo o el Profeta, los cristianos veían a Santiago, no sólo anunciando la victoria, sino también como campeón contra los infieles. Don Rodrigo, arzobispo de Toledo, cuanta de la batalla de CLAVIJO: << Los sarracenos avanzaron entonces en portentosa muchedumbre, y las huestes del rey Don Ramiro retrocedieron a un lugar llamado CLAVIJO. Durante la noche el rey estaba en duda sobre si aventuraría la batalla. Entonces se le apareció el bendito Santiago y le dió ánimo, asegurándole que al siguiente día alcanzaría una victoria sobre los moros. El rey se levantó muy de mañana, y participó a los obispos y a los grandes la visión que había tenido. Todos dieron por ella gracias a Dios, y llenos de fe en la promesa del apóstol, se apercibieron a la pelea. Por la otra parte, los sarracenos salieron también a combatir, confiados en su mayor número. De este modo se trabó la batalla; pero pronto se desordenaron los moros y se pusieron en fuga. Setenta mil de ellos quedaron antes en el campo. En esta batalla se apareció el bendito Santiago sobre un caballo blanco y con una bandera en la mano>>. El cronista general de Galicia dice: << Treinta y ocho apariciones visibles de Santiago en otras tantas batallas, en las cuales el Apóstol dio auxilio a los españoles, son enumeradas por el erudito D. Miguel Erce Jiménez; pero yo tengo por cierto que sus apariciones han sido muchas más, y que en cada victoria alcanzada por los españoles, este gran capitán suyo ha venido a auxiliarlos>>»

PEDRO MONTENGÓN: «Puede vd. figurrarse, mi señor don Eusebio, los afanes y congojas en que me dejó Taydor y el enojo que me encendió, diciéndome la manifiesta traición de los cocheros. Enfurecido contra ellos, me determiné ir a molerlos a palos. Busco furioso un palo; no lo encuentro. Dándome entonces una palmada en la frente, ¡pesia tal!, exclamo: He aquí que mi señor don Eusebio no quiso que nos proveyésemos de cuchillo de monte para el camino, siendo así que ahora venía más pintado que matraca en semana santa. Juro a tal que me tengo que comprar uno, más que le pese a mi señor, de un tomo y lomo mayor que el que empuñara Abderramán en la batalla de CLAVIJO».+ Dichos y hechos del señor rey Don Felipe II (El prudente). Potentísimo y glorioso monarca de las Españasy de las Indias.

BALTASAR PORRENO: «Hablando a Su Majestad FRancisco de Villamizar, Procurador de Cortes por León, le preguntó: <<Si celebraba cada un año su Ciudad como debía, la fiesta llamada de las Donxcellas cantaderas, en memoria de la gran victoria…hubo de los moros en CLAVIJO el Rey…quitando el tributo de lasa cien doncellas impuesto por Mauregato?… la fiesta se hacía debajo del nombre de la familia de Quiñones, habiendo de ser del de Su Majestad, y que el Conde de Luna llevaba el estandarte con sus armas. Disimuló el Rey con su mucha prudencia, y luego despachó cédula para que la ciudad sacase de sisas lo que hubiese menester, para solemnizar la festividad en su nombre, y mandó llevase el estandarte con sus armas reales, el Abad de la Cofradía; y no se dejase de hacer aún por muerte del Rey, como no sucediese en los diez días inmediatos a la fiesta».

JORGE DOMINGO Y ROGER GONZÁLEZ: «Sólo así pudo proteger al mundo cristiano Santiago Matamoros, fodando una creencia análoga en la fuerza de la fe y del sacrificio a la de los mártires mahometanos. Y tal fue el motivo de haber hecho a Santiago hermano gemelo de Jesús. A punto estuvo de nacer en Compostela una nueva religión o un cisma que adorase al hermano gemelo de Cristo y que modificase el dogma de la concepción. En la prodigiosa iconografía medieval se le representa con las facciones de Jesús y hasta se llega a formular un Evangelio de su pasión y muerte. Un paso más y surge un nuevo profeta; Jesús primero, Mahoma que se dijo el último y postrer ladrillo de la Aljama, y Santiago que, gemelo de Jesús y con el mismo rostro, monta en el caballo, flamea el estandarte blanco, truena, fulgura y empuña en la batalla de CLAVIJO la espada que destruye a la morisma».

Francisco Zea escribió una obra de teatro llamada «La Batalla de Clavijo» (Improvisación dramática en un acto, en verso) que fue representada por primera vez en el Teatro del Museo, en Madrid, en el mes de mayo de 1847.

>> Al texto íntegro (PDF)

En el año 1962 se rodó en España la película «El Valle de las Espadas», una coproducción de EE.UU.-España, dirigida por Javier Setó, y protagonizada en sus principales papeles por actores como Espartaco Santoni, Tere Velázquez, César Romero, Fernando Rey, Germán Cobos, etc.

Su título original fue «The Castilian», pero en su estreno en España pasó a denominarse «El Valle de las Espadas».

En dicha película aparece el Apóstol Santiago (Julio Peña) y San Millán (George Rigaud) arenbgando a las tropas cristianas frente a los moros en la Batalla de Clavijo.

La Escolanía y «Schola» de la Abadía de Santa Cruz del Valle de los Caídos; el Cuarteto Renacimiento y el Grupo de Instrumentos Antiguos, editaron en 1971 un CD recopilatorio de Cantos de Peregrinación bajo el nombre de «El Camino de Santiago», grabado por Hispavox.

Uno de estos cantos es el denominado Los Moros (Romance popular jacobeo sobre Clavijo). Si deseas escucharlo, pincha sobre su título. Esta es su letra:

Los moros que son gente
bárbara y fiera,
pusieron a la España
injusta guerra.
Rodrigo,
nuestro rey,
fue vencido
por ellos
en el primer combate,
con esto
de gran parte de España
se hicieron dueños.

El gran rey Alfonso,
muerto en Oviedo,
Don Ramiro primero
empuña el cetro:
Se niega
a pagar cien doncellas
cristianas
y muchas hermosas,
tributo
que los moros les piden,
cruel e injusto.

También con sus cristianos
sale Ramiro
y encuentra en Clavijo
al enemigo.
Con ellos
combate sin vencerlos,
Santiago
A Don Ramiro hablando
le alienta,
y victoria le ofrece
con su asistencia.